martes, 8 de septiembre de 2009

Barrio de Monserrat

Estos años de mi vida los estoy pasando en este barrio.
Por distintas causas, tuve que cambiar varias veces de domicilio. Cuando era una niña, viví en el barrio de Palermo. Me dio mucha pena mudarme, porque ahí di mis primeros pasos por el aprendizaje, ahí aprendí a leer, a escribir, y ahí encontré el amor por la lectura.
Por razones de comodidad de mi padre, que no toleraba tener gente trabajando en su casa, por ejemplo pintores, cada vez que era necesario hacer un arreglo en nuestra casa organizaba una mudanza. Siempre cambiabamos de domicilio y por lo tanto de barrio.
Pasó el tiempo, me casé y mi primer domicilio de casada fue en el barrio de Almagro. Aquel me pareció el departamento más hermoso, a pesar de ser muy pequeño y no con las mejores comodidades. Después nos fuimos a Villa Crespo, y por fin pude llegar al sueño de mi vida cuando pudimos comprar un piso en el hermoso barrio de Belgrano.
Pero la vida tiene sus idas y venidas. En Belgrano se casaron mis hijas, perdí a mi compañero y la casa quedó muy grande para mí. Me sentía muy sola, lejos del club donde realizaba todas mis actividades, y decidí mudarme al barrio de Monserrat.
Estoy feliz, me siento muy cómoda. Sin ser demasiado céntrico, está lleno de cines y teatros, cosa muy importante para una persona que no es tan joven.
Estoy cerca del Once, un barrio lleno de negocios de toda clase, muy cerca del Congreso, lo que le da un colorido muy interesante por los grupos de distintas ideas políticas que hacen sus manifestaciones y alteran permanentemente la tranquilidad y el tránsito, lleno de lindos edificios.

Lamentablemente, una joya está cerrada y tapiada. Me refiero a la Confitería del Molino, que a pesar de todas las promesas sigue cerrada.
Pero hace poco tuvimos una alegría. Remozado y embellecido reabrió el Café de los Angelitos, para alegría de los tangueros y de todos los demás.
La mayoría de los que habitan este barrio son jóvenes. Vienen en general del interior para estudiar en las universidades, que parecen racimos de edificios casi iguales.
Aquí soy feliz. Espero tener la suerte de que éste sea mi último barrio.

Alta Schapiro (Clarita)